¿Qué es una hemorragia cerebral?
Una hemorragia cerebral se produce cuando un vaso sanguíneo del interior del cráneo se rompe repentinamente. Esta hemorragia provoca la formación de un hematoma, un coágulo de sangre que ejerce una presión creciente sobre el tejido cerebral.
La rigidez del cráneo impide que el coágulo se expanda y comprima estructuras cerebrales vitales.
Esta compresión compromete el suministro de sangre al cerebro y priva a las células nerviosas del oxígeno que necesitan para funcionar. Sin un suministro de oxígeno suficiente, las células cerebrales pueden morir rápidamente y provocar daños irreversibles que ponen en peligro la vida. Las consecuencias pueden ser múltiples y graves, desde trastornos neurológicos hasta el coma e incluso la muerte.
Síntomas y signos de alarma de una hemorragia cerebral
Generalmente, una hemorragia cerebral se caracteriza por violentos dolores de cabeza, a menudo acompañados de vómitos.
Sin embargo, pueden aparecer otros síntomas, que dependen principalmente de la localización del hematoma cerebral.
Estos síntomas incluyen:
- Alteraciones de la consciencia que van desde el aturdimiento hasta la coma.
- Trastornos motores: parálisis de un lado del cuerpo (hemiplejía), dificultades de coordinación y torpeza.
- Problemas sensoriales: entumecimiento, hormigueo, problemas de sensibilidad.
- Problemas de lenguaje (afasia).
- Problemas visuales: visión doble, trastornos del campo visual.
- Mareos e inestabilidad.
- Rigidez de cuello, a menudo asociada a dolores de cabeza extremadamente intensos.
Causas de la hemorragia cerebral interna
Las causas más frecuentes de hemorragia cerebral interna son:
- La hipertensión arterial crónica debilita las paredes de los vasos cerebrales, haciéndolos más propensos a la rotura.
- Traumatismo craneal: los golpes violentos en la cabeza pueden provocar lesiones vasculares y hemorragias.
- Malformaciones vasculares cerebrales: las anomalías congénitas de los vasos sanguíneos cerebrales pueden aumentar el riesgo de rotura.
- Trastornos de la coagulación: los problemas de coagulación de la sangre pueden aumentar el riesgo de hemorragia cerebral, sobre todo si se toman anticoagulantes.
- Los tumores cerebrales pueden provocar hemorragias al comprimir o invadir los vasos sanguíneos.
Otros factores de riesgo como la edad avanzada, el alcoholismo, el consumo de drogas, la diabetes y el uso de ciertos medicamentos también pueden aumentar la susceptibilidad de sufrir una hemorragia cerebral.
Tipos de hemorragia cerebral
Una hemorragia cerebral se produce cuando un vaso sanguíneo del interior del cráneo se rompe, lo que provoca una hemorragia. Existen varios tipos de hemorragia en función de su localización:
- Hemorragia intracerebral: se produce cuando hay un derrame de sangre dentro del tejido cerebral. Suele deberse a la rotura de un vaso sanguíneo y es una forma de ictus hemorrágico.
- Hemorragia epidural: la sangre se acumula entre la duramadre (membrana externa del cerebro) y el hueso del cráneo. Suele estar causada por un traumatismo craneal, como un golpe en la cabeza.
- Hemorragia subdural: el sangrado se produce entre la duramadre y la aracnoides (segunda membrana del cerebro). También suele estar relacionada con un traumatismo craneal.
- Hemorragia subaracnoidea: la sangre se derrama en el espacio entre la aracnoides y la duramadre (el revestimiento interno del cerebro). Suele deberse a la rotura de un aneurisma o a un traumatismo craneal. Los síntomas característicos son dolores de cabeza repentinos e intensos, a menudo descritos como «el peor dolor de mi vida».
- Hemorragia intraventricular: la hemorragia se produce en los ventrículos cerebrales (cavidades llenas de líquido cefalorraquídeo). Se trata de una forma más rara que suele asociarse a otros tipos de hemorragia. Los síntomas son similares a los de otros tipos de hemorragia, pero también pueden incluir alteraciones de la conciencia y convulsiones.
Tratamiento de una hemorragia cerebral
La hemorragia cerebral es una urgencia médica que requiere un tratamiento rápido. Puede tener consecuencias graves, desde daños neurológicos permanentes hasta la muerte. El tratamiento de una hemorragia cerebral depende de su tipo, su localización y su extensión. Puede incluir:
- Cirugía: para evacuar la sangre acumulada y reparar el vaso dañado.
- Medicación: para controlar la tensión arterial, reducir el edema cerebral y prevenir convulsiones.
- Cuidados de apoyo: para mantener las funciones vitales y prevenir complicaciones.