Estimulación cerebral profunda (ECP): ¿La solución milagrosa para el Parkinson?

Estimulación cerebral profunda (ECP): ¿La solución milagrosa para el Parkinson?

La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo que afecta a millones de personas en todo el mundo. Aunque los tratamientos tradicionales pueden ayudar a controlar los síntomas, innovaciones médicas recientes como la estimulación cerebral profunda (ECP) ofrecen perspectivas prometedoras para mejorar la calidad de vida de los pacientes.

¿En qué consiste la estimulación cerebral profunda (ECP)?

La estimulación cerebral profunda (ECP) es una técnica quirúrgica que consiste en implantar electrodos en zonas específicas del cerebro. Estos electrodos emiten impulsos eléctricos para modular la actividad neuronal y reducir los síntomas de la enfermedad de Parkinson.

Desarrollada en la década de 1980, la ECP se considera hoy una alternativa eficaz para los pacientes que ya no responden suficientemente a la medicación. A diferencia de los tratamientos tradicionales, actúa directamente sobre los circuitos cerebrales disfuncionales, lo que ofrece un enfoque más específico y sostenible.

Limitaciones de la estimulación cerebral profunda

La ECP no detiene la progresión de la enfermedad de Parkinson. Algunos síntomas, sobre todo los axiales, siguen deteriorándose progresivamente a pesar de la estimulación. Estos síntomas incluyen:

  • Problemas de equilibrio y caídas.
  • Congelación (bloqueos repentinos al caminar).
  • Trastornos del habla y la deglución.
  • Incontinencia urinaria.

Además, los problemas cognitivos pueden aparecer o empeorar con el tiempo, lo que puede limitar la eficacia del SCP para algunos pacientes.

Beneficios de la ECP

A pesar de sus limitaciones, la ECP mejora considerablemente la calidad de vida de los pacientes. Un año después de la intervención, los pacientes informan de una mejora de alrededor del 60 % en sus actividades diarias. A continuación se muestran algunos de los resultados observados en los síntomas motores:

  • Temblor: reducción del 80 %.
  • Rigidez muscular: mejora del 67 %.
  • Dificultad para iniciar el movimiento (acinesia): 56 %.
  • Marcha: mejora del 55 %.
  • Duración de los bloqueos motores diarios: 73.

Los pacientes también informan de una mejora de la calidad del sueño, una reducción del dolor y una estabilización de su estado psicológico.

La eficacia de la ECP es duradera: cinco años después de la operación, la mejora global es del 54 %, e incluso después de 11 años se sigue observando una mejora del 36 %.

¿Quién puede beneficiarse de la ECP y cómo se obtiene?

La estimulación cerebral profunda (ECP) está destinada a pacientes con enfermedad de Parkinson que cumplan los siguientes criterios:

  • Enfermedad de Parkinson idiopática (no se incluyen los síndromes parkinsonianos atípicos).
  • Evolución avanzada de la enfermedad (al menos cinco años desde el diagnóstico).
  • Han respondido positivamente a los tratamientos dopaminérgicos, pero presentan complicaciones motoras como fluctuaciones on-off y discinesias.
  • No deben presentar trastornos cognitivos o psiquiátricos graves.
  • Buen estado de salud general, sin patologías graves y progresivas.

El proceso hacia la ECP comienza con una evaluación en profundidad por parte de un equipo médico especializado. Una vez tomada la decisión, la intervención se realiza bajo anestesia local o general, y a continuación se ajustan los parámetros de estimulación.

¿Cómo funciona la estimulación cerebral profunda?

El proceso de ECP consta de varias fases:

  1. Evaluación preoperatoria: Los pacientes se seleccionan cuidadosamente en función de su estado de salud, la gravedad de sus síntomas y su respuesta a los tratamientos actuales.
  2. Implantación de electrodos: Bajo anestesia local, se colocan electrodos en zonas específicas del cerebro, como el núcleo subtalámico (NST) o el globo pálido interno (GPI). Estas zonas están relacionadas con el control del movimiento.
  3. Estimulación eléctrica: Se implanta un dispositivo similar a un marcapasos debajo de la piel, cerca de la clavícula. Envía impulsos eléctricos a los electrodos para regular la actividad cerebral.
  4. Ajuste y seguimiento: Tras la operación, se ajustan los parámetros de estimulación para maximizar los beneficios y minimizar los efectos secundarios.

Testimonios y avances recientes: Lo que dicen los expertos

En Turquía, neurólogos e investigadores siguen trabajando para mejorar la estimulación cerebral profunda (ECP). Las nuevas generaciones de electrodos permiten optimizar la neuroestimulación.

Estos nuevos dispositivos no solo estimulan las zonas cerebrales diana de forma más eficaz, sino que también reducen significativamente los efectos secundarios. Este avance mejora considerablemente la calidad de vida de los pacientes y aumenta la eficacia de los tratamientos.

Los expertos están unánimes: la ECP supone un verdadero punto de inflexión en el tratamiento de ciertas patologías neurológicas y las investigaciones recientes apuntan a resultados aún más prometedores en los próximos años.



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