¿Qué es la poliposis nasal?
Los pólipos nasales son tumores benignos de aspecto blando y gelatinoso que se desarrollan en el interior de la mucosa nasal o de los senos paranasales. Se originan en los senos maxilares, frontales y etmoidales y desde allí penetran en la cavidad nasal superior.
Los pólipos nasales pequeños no causan molestias y a menudo pueden ignorarse. Sin embargo, cuando aumentan de tamaño, pueden provocar congestión nasal y dificultades respiratorias. En este caso, es necesario tratarlos quirúrgicamente.
Los pólipos nasales se desarrollan con mayor frecuencia en adultos, con predominio masculino, especialmente en quienes padecen alergias y sinusitis. En los niños, la presencia de pólipos nasales puede ser un signo de fibrosis quística.
Síntomas de la poliposis nasal
Además de la congestión nasal y las dificultades respiratorias, los síntomas de la poliposis nasal pueden ir acompañados de:
- Secreción nasal (rinorrea)
- Pérdida completa del sentido del olfato (anosmia)
- Desaparición o reducción del sentido del gusto (hipogueusia)
- Cefaleas y/o dolor de muelas
- Dolor o presión facial
- Lagrimeo de los ojos
- Sensación de presión en la frente y la cara
Si la situación empeora o hay pólipos nasales masivos, lo que provoca cambios en la estructura de la pirámide nasal, pueden producirse ataques de asma y apnea obstructiva del sueño.
Pólipos nasales: ¿cuáles son sus causas?
Las causas de los pólipos nasales aún no se conocen del todo. Sin embargo, se trata de una inflamación crónica de la mucosa nasal, que provoca un aumento de volumen y una salida hacia la cavidad nasal. Las causas pueden ser:
- Infecciosas (hongos o bacterias)
- De naturaleza alérgica
- Consecuencia de enfermedades como el asma o la fibrosis quística.
La administración de ciertos medicamentos y el smog también pueden estar relacionados con la aparición de poliposis nasal.
Diagnóstico de los pólipos nasales
El primer paso para diagnosticar los pólipos nasales es consultar a un otorrinolaringólogo. El médico realizará un historial detallado para evaluar la predisposición genética a la enfermedad e identificar cualquier afección asociada.
Además, las siguientes pruebas pueden ser útiles para el diagnóstico:
- Pruebas de alergia cutánea (prick tests)
- Análisis de sangre
- Pruebas de la función respiratoria, nasal y olfativa
- Exámenes radiológicos (TAC o RMN) y endoscópicos
En los raros casos en que los niños presentan pólipos nasales, debe considerarse la posibilidad de realizar una prueba de fibrosis quística.
Terapia y cuidados
Los pólipos nasales pequeños suelen tratarse con corticosteroides, administrados en forma de aerosol nasal o comprimidos durante un periodo de tratamiento de tres meses. Si hay una infección bacteriana asociada, también pueden recetarse antibióticos.
Sin embargo, es importante tener en cuenta las enfermedades preexistentes, como la diabetes y la hipertensión, que pueden agravarse con los corticosteroides.
En cambio, los pólipos de mayor tamaño se extirpan quirúrgicamente. Se utilizan dos técnicas quirúrgicas:
- La polipectomía, que utiliza un instrumento que corta y aspira el pólipo al mismo tiempo. Esta técnica se realiza de forma ambulatoria y bajo anestesia local.
- Cirugía endoscópica de los senos paranasales: en este caso, la operación para extirpar los pólipos se realiza en el hospital, bajo anestesia total, y consiste en la utilización de un endoscopio capaz de proporcionar una imagen ampliada de las estructuras internas de la nariz (fosas nasales).
Tras la operación, es probable que se prescriban aerosoles de cortisona para prevenir o retrasar una recidiva, es decir, la formación de otros pólipos.