Botox para el dolor neuropático

Botox para el dolor neuropático

Investigadores médicos, especialmente algólogos, han llevado a cabo varios experimentos para sustituir la morfina por otras sustancias que alivian determinados dolores. El principal objetivo es evitar el uso de fármacos que generen efectos secundarios, incluso cuando se trata de dolor neuronal. Una de las sustancias cuyo desarrollo será un reto para muchos médicos en los próximos años es la famosa toxina botulínica ( Botox ).

Toxina botulínica: una sustancia con diferentes efectos

¿Ciertas dosis de toxina botulínica pueden combatir el dolor intenso? Sí, ya está aprobada, la toxina botulínica se considera un tratamiento eficaz para determinados tipos de dolores. Conocida bajo el nombre comercial de " Botox ", la toxina botulínica tipo A siempre ha sido conocida por su milagroso efecto estético. Esto se manifiesta en una reducción considerable de las arrugas, con una piel más suave y con un aspecto más joven. Sin embargo, esta sustancia, la más activa de todas las toxinas, ha demostrado su eficacia en el tratamiento del dolor neuropático periférico. Este último suele estar relacionado con daños a los nervios tras un traumatismo, una neurocirugía o un cáncer.

Origen del dolor neuropático

El dolor neuropático está relacionado con una lesión nerviosa, que en la mayoría de los casos es inducida por:

  • Terapias contra el cáncer
  • Dolor diabético (diabetes mellitus)
  • Neuralgia trigeminal
  • Dolor posherpético
  • Neuropatía postraumática

Síntomas de neuropatía periférica tratada con toxina botulínica tipo A

El dolor neuropático periférico debido a disfunción nerviosa es multifacético e incluye

  • Perdida de la sensibilidad
  • Hormigueo
  • Sensación de ardor en pies y manos.
  • Dolor aplastante
  • Descargas eléctricas

La autonomía puede verse afectada por una neuropatía periférica que llega a los pies. Además, se ha demostrado que sustituir anestésicos como la capsaicina y la lidocaína por un tratamiento a base de neurotoxinas evita efectos que se consideran gravosos para los pacientes.

¿Cómo actúa el Botox para el dolor neuropático?

Recientemente, se ha demostrado que la toxina botulínica, secretada por una neurotoxina bacteriana, tiene propiedades analgésicas cuando los pacientes se encuentran en situaciones que ponen en peligro la vida. De hecho, el Botox bloquea la transmisión nerviosa en la unión neuromuscular. Posteriormente se utiliza en el tratamiento de las vejigas neurológicas, así como en el alivio de las migrañas crónicas y diversas enfermedades del sistema somatosensorial. El efecto analgésico, demostrado por varios ensayos clínicos de esta toxina, es muy potente para reducir la alodinia (dolor desencadenado por un estímulo) provocado por el daño de los nervios periféricos.

La neurotoxina tipo A actúa sobre la inflamación de la piel inducida por la estimulación de las fibras nerviosas. Estos secretan posteriormente neuropéptidos, cuya exocitosis es inhibida por el Botox. Posteriormente, el Botox actúa sobre los receptores del dolor, llamados nociceptores (TRPV1), y sobre los mensajeros del dolor como la sustancia P y la sustancia CGPR. Estos intervienen en la inflamación neurogénica y por tanto en la sensación de dolor neuropático . Por lo tanto, la toxina tendrá el efecto de un anestésico local al bloquear el influjo cuando se inyecta en la unión neuromuscular. Así, la toxina botulínica sustituye a ciertos antidepresivos y antiepilépticos que, ciertamente, tienen diversos efectos indeseables. Por tanto, mejora, en consecuencia, la calidad de vida de las personas afectadas tanto desde el punto de vista fisiológico como psicológico.

Botox: el futuro tratamiento de varias patologías

La toxina botulínica tipo A ha demostrado ser un tratamiento polivalente y ofrece una nueva esperanza para muchos pacientes. Entre los tratamientos revolucionarios que logra el uso del Botox, se encuentra el tratamiento de la parálisis local, donde su acción se relaciona con la hiperactividad muscular. En este sentido, ha facilitado el manejo del dolor que no era capaz de responder a determinados tratamientos analgésicos clásicos. La toxina ha demostrado una seguridad incomparable una vez administrada evitando los molestos efectos de los tratamientos convencionales. Por ello, este agente neuromodulador presenta para los investigadores uno de los elementos de futuro en el arsenal de terapias humanas.



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"Lleno de una ferviente pasión por la ciencia, decidí cambiar de rumbo para dedicarme a compartir mis conocimientos. Ahora me di cuenta del poder de las palabras para capturar la esencia de la vida y expresar las complejidades del alma. Estoy plenamente involucrado en la escritura científica y médica, con el objetivo de hacer que la ciencia sea accesible e inspiradora para todos."

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